viernes, 3 de febrero de 2012

¿Histerectomía por vía endoscópica en Cienfuegos? Sí, y con éxito

Emma Sofía MORALES
Fotos: Alexis Pire Rojas


… dan espumas mis venas,
y entro en los hospitales, y entro en los algodones
como en las azucenas.

Miguel Hernández



El Doctor Alberto Jorge Fernández,

jefe del Grupo Nacional de Cirugía
Endoscópica Ginecológica



A punto de salir en estampida del quirófano y con el pánico estrujándole la garganta, la paciente se abandonó al equipo de expertos que le practicaría una histerectomía total por vía endoscópica, la de mayor complejidad entre las realizadas por ese proceder en la rama ginecológica. Cirujanos, anestesiólogos, personal de enfermería especializado se alistaban para intervenir. Piernas vendadas para evitar trombos,…vena canalizada…, mesa
de cirugía…, careta de gas… Luego, la nada…

El Doctor Alberto Jorge Fernández parece no tener prisa nunca y toda la paciencia acumulada en una sonrisa. Se mueve seguro, reconoce, explica, detalla, esclarece dudas y rezuma confianza mientras ejerce su profesión. Para este especialista en Ginecobstetricia desde hace dos décadas el reloj pierde su oficio cuando se dilata el número de mujeres que demandan su pericia, y si de cirugía ginecológica por mínimo acceso se trata, su nombre suena alto en Cienfuegos y más allá de sus fronteras. Traspone el umbral del quirófano como si de un santuario se tratara, dispuesto a ejercer un acto sagrado. Y sin dudas, lo es.

El pulso, la mente y el corazón puestos en la técnica que maneja con destreza de ilusionista y todo el arte de quien tocara un instrumento de cuerdas. Ahí está agazapado todo el enigma.

Todavía hay quienes se asombran cuando conocen que el útero puede ser extirpado en su totalidad por técnica laparoscópica, alternativamente con el método tradicional o laparotomía; pero para el también jefe del Grupo Nacional de Cirugía Endoscópica Ginecológica, tal intervención no esconde el menor secreto. Tampoco lo es el hecho de que esta provincia es la única fuera de la capital en realizar con éxito esa práctica desde 2004. Y eso, constituye un privilegio.

“Existen múltiples causas para efectuar una histerectomía: cáncer del cuello cérvico uterino o del endometrio, miomas o fibromas, entre otros, explica Jorge Fernández. Para las de este tipo se aplica anestesia general y de modo laparoscópico el cirujano realiza su trabajo. Tiene la ventaja de ver en la pantalla el campo quirúrgico aumentado 20 veces su tamaño. Finalmente, el útero es extraído por vía vaginal.

La mayoría desconoce que los beneficios de esta técnica con respecto a una operación con el abdomen abierto sobrepasa a esta última con creces.

“Sí, en casi todos los aspectos, porque las complicaciones o no existen o son mínimas. El hecho de no reportar ni una sola fallecida por esa causa demuestra que es un método muy seguro. Se reduce la agresión biológica al minimizar el acceso al área quirúrgica, evita la aparición de adherencias abdominales, disminuyen las complicaciones transoperatorias y postoperatorias, y desde el punto de vista estético resulta mejor. A esto debo agregar que el tiempo de recuperación es menor, y el sistema inmunológico sufre poco al ser pequeño el proceso de cicatrización. La única desventaja con respecto a la otra práctica es que es mayor el tiempo de duración”.


Pero visto desde lo económico sigue a la delantera con respecto al método tradicional.

“Por supuesto, porque ha de tenerse en cuenta que la paciente no necesita ser hospitalizada con anterioridad, ni requiere de una preparación previa dentro de la unidad de salud; se abrevian los índices de estadía hospitalaria, la cual no rebasa las 24 horas después de la operación; disminuye la utilización de material gastable, como sutura, transfusiones sanguíneas y también el uso de antibióticos, pues es casi inexistente el riesgo a contraer algún tipo de infección”.

Presupongo dónde radica la mayor tensión para una paciente que será sometida a una operación ¿y para el cirujano?

“El momento más difícil es el que antecede a la cirugía, sobre todo cuando no hay total claridad del diagnóstico, pero está otro que recompensa cualquier inquietud: la satisfacción de ver a la paciente recuperada.

Abrió los ojos y esperó con resignación el dolor postoperatorio que por lógica debía llegar y nunca llegó, ni las molestias imaginadas, mientras el tiempo transcurrido desde la intervención le pareció demasiado corto cuando el Doctor Alberto Jorge le indicó: “siéntate, camina, tienes dieta libre, en una semana retiraremos los 4 puntos y nos vemos dentro de 45 días para una reevaluación. Ya estás de alta”.